¡Y por fin llegó Agosto!, esta palabra casi mágica... Me asalta en la memoria
buenos recuerdos… recuerdos como: vacaciones, calor, playa, helados, siestas
frente al ventilador y… ¡juegos! Pero lo cierto es que, cuando vamos haciéndonos
mayores, los agostos ya no son tan agostos... los agostos ya no son lo que fueron
antaño…
Por eso me gustaría cerrar los ojos y regresar unos instantes a mi niñez,
aquellos veranos inacabables… Durante mi particular regresión, giran y giran
las imágenes en mi mente… cuando al fin abro los ojos, frente a mí, lo que gira
es un cochecito y lo está haciendo por un bonito y colorido circuito.
¡Pues sí!, en esta ocasión, en la sección “Mis Antigüedades” de las Piedras
de la Ágora, hablaremos de un juguete que tuve en mi infancia: el Auto-Cross
de la marca Congost.
Esta empresa, ubicada originalmente en la calle Numancia 73 de Barcelona, fue
fundada en los años 50 por el gironés Don Lluis Congost: gran amante de
la ingeniería y de los juguetes. Si queréis saber más información sobre esta gran
fábrica de ilusiones, os remito al artículo: Historia de la marca Congost
de la Web Rosaspage.
Entre su nutrido catálogo de obras de ingenio lúdico, Congost
sacó al mercado (en 1975) el Auto-Cross:
Imagen de catálogo del Auto-Cross (1975) Fuente |
El Auto-Cross y yo
¡Yo tuve el Auto-Cross! De hecho, tuve la segunda versión: el Auto-Cross
F1 (con exacto mecanismo que el original, pero con algunas diferencias de
diseño, al tratarse de un “circuito” de Formula 1 ) .
Me lo regalaron los Reyes, a principios de los ochenta. ¡¡Y como disfruté con él!!,
lo usé hasta que, al final, se acabó estropeando.
Caja original del Auto-Cross (edición F1) de Congost Fuente |
Y este año, a mediados de mayo, buscando por Internet ese juguete recordado de mi infancia, me
topé con el modelo original (el de 1975) a un excelente precio.
Las razones de que estubiera tan rebajado eran porque: la caja original estaba algo desencajada, el juguete algo sucio, el mecanismo se tenía que poner a punto y,
sobretodo, porque le faltaban 2 de los 6 arbolitos originales que disponía el circuito… A parte,
los 4 arbolitos que conservaba, estaban sueltos por la caja, al igual que el
arco amarillo.
Pues bien: la caja fue fácil de recomponer: le faltaban 2 solapas internas
(que reconstruí con cartón similar) y las zonas sueltas fueron restauradas con delicadeza hasta dejarla perfectamente funcional.
Limpiar el juguete, con paciencia y cariño, fue una tarea, incluso, “relajante”;
poner a punto el mecanismo no fue nada complicado (estoy acostumbrado a tratar
con las tripas de aparatos antiguos más complejos) y enganchar el arco amarillo
y los 4 árboles caídos también fue muy fácil: ¡el “Loctite” hace maravillas!
Pero: ¿qué podía hacer con los 2 árboles que faltaban? Consciente que hoy
en día era imposible encontrar recambios, se lo comenté a mi gran amigo, el
excepcional artista de la resina de poliéster: Jordi Pascual Morant y él me dio una
solución… ¡él haría “revivir” aquellos 2 arbolitos en su taller!
A partir de uno de los arbolitos originales que disponía en mi juguete;
Jordi le hizo un molde que, posteriormente, rellenó con resina de poliéster con
tinte verde (y trazas de negro). ¡El resultado fue excelente!, ¡una verdadera “obra
de arte”! Os propongo un juego… mirad la siguiente imagen, a ver si distinguís
los 4 árboles originales y los 2 creados por Jordi:
¿Cómo funciona el Auto-Cross?
El Auto-Cross es un juego infantil de habilidad. Mediante un volante, un cambio de marchas y una llave de contacto (con llavero Congost incluido), se simula la conducción de un
cochecito por un adornado circuito con distintos carriles circulares.
El mecanismo del aparato es muy sencillo, pero a su vez, es terriblemente
ingenioso. Para acceder al él (para repararlo o ajustarlo) sacaremos
los 4 tornillos ubicados a las esquinas de la pista de juego.
Una vez retirada la pista, veremos como funciona el juguete, tenemos una
parte mecánica y una eléctrica. Comencemos mirando la parte mecánica:
Lo primero que nos fijamos es con el imán, responsable de “pescar” el
cochecito por la pista de juego. Este imán va montado sobre un brazo flexible que,
mediante muelles, permite acoplarse a las irregularidades de los carriles (con algun pequeño cambio de rasante). Si el coche se sitúa fuera de alguna carretera, automáticamente pierde
la tracción del imán.
Para poder acercar o alejar el imán respecto el centro del eje de rotación,
lo haremos girando el volante del juguete: mediante un ingenioso sistema de
cadena y muelle, podemos accionar este mecanismo que nos permitirá cambiar el
cochecito de los carriles externos/internos del circuito.
La parte eléctrica es alimentada por 2 pilas D o LR20. Tan solo el
primer modelo (el que dispongo) tenía montado el compartimento de las pilas en la zona posterior
del juguete, las versiones siguientes lo ubicaron ya en el tablero de mandos frontal.
Pues bien, la parte eléctrica es la responsable que se mueva el plato central (donde esta montada la parte mecánica antes descrita). El giro de este el plato es producido mediante un eje tractor, situado bajo el tablero de mandos, que por fricción lo mueve.
Eje tracror (en negro) para hacer girar el plato central (la patilla metálica es uno de los 4 puntos de nivelación) |
Para encender la unidad (con 2 intensidades: máxima y mínima batería) o apagarla, se utiliza un interruptor (con forma de llave de contacto). Las diferentes velocidades que
podemos imprimir al plato central (4 más el punto muerto) son accionadas, por el
jugador, mediante la palanca del cambio de marchas en H.
Para poder situar la ubicación exacta del imán, una vez esta montada la
pista de juego, lo haremos a partir de una bombilla colocada bajo el propio
imán. Tocando el botón rojo (a modo de claxon) del centro del volante, se
proyecta una flecha luminosa en la pista. Esta saeta no sólo nos da su posición
exacta del imán, sino que también nos indica el sentido de giro.
¿Cómo se juega al Auto-Cross?
Así pues, el desarrollo del juego es muy sencillo: Deberemos interactuar con nuestro
“Buggy”: conduciéndolo por los diferentes carriles (internos/externos) con el
volante, evitando salirse de la carretera.
Podremos darle más o menos velocidad (o pararlo) mediante el uso del cambio de marchas. El jugador puede desplazar el cochecito por donde quiera del circuito y hacerse el recorrido que más le guste, improvisando todas las veces que quiera.
Podremos darle más o menos velocidad (o pararlo) mediante el uso del cambio de marchas. El jugador puede desplazar el cochecito por donde quiera del circuito y hacerse el recorrido que más le guste, improvisando todas las veces que quiera.
Así pues, para empezar a jugar haremos lo siguiente:
- Giramos el volante a tope a la izquierda (así el imán se situará en el carril exterior de la pista)
- Colocamos el cambio de marchas en punto muerto
- Ponemos la llave en el contacto y escogemos máxima o mínima batería (de esta forma: el cochecito correrá más o menos, pero gastará más o menos pila).
- Apretamos el botón rojo del volante para que se encienda la luz y ubicar así la posición del imán… lugar donde colocaremos nuestro coche.
- Sujetamos el volante, ponemos primera, segunda, tercera y cuarta girando velozmente por la carretera exterior.
- Reducimos marchas y conducimos, con pericia, por los carriles interiores.
- Cuando llegamos frente la Estación de Servicio, es un buen lugar para poner punto muerto, apagar el motor y repostar…
Aquí me quedo… con mi corazón montado en el viejo cochecito del Auto-Cross. Aquí me quedo… con mi corazón feliz y
despreocupado, por unos instantes. Aquí me quedo... notando el aire fresco en su carita, mientras gira
y gira por la alegre pista… Gira y gira, entre los árboles de resina
de Jordi Pascual… Gira y gira, disfrutando del recuerdo positivo de un juego
que marcó mi infancia, de un juego que me ha encantado compartir con todos
vosotros.