Una de mis variadas aficiones son
los ordenadores y videoconsolas antiguas... Me gusta, sobretodo, estudiar su
historia y evolución. Para ello, dispongo de una pequeña colección de consolas
de todos los tiempos: si queréis ver la exposición online de todos mis
aparatos, os invito que os paséis por mi Web especializada:
Pues bien, este pasado mayo de
2012, se cumplieron 40 años del lanzamiento de la primera videoconsola
doméstica de la historia: la Magnavox Odyssey. La importancia de esta
efeméride (que, por cierto, coincide con el mes y año de mi nacimiento), el
cariño que le tengo a esta máquina y el mayor respeto a su inventor, han sido
motivos suficientes para que me haya decidido a dedicarle un artículo.
Mi Magnavox
Odyssey (imagen de la Web Videoconsolas)
Pero antes de comenzar esta
particular “odisea”, quisiera citar todos los juegos electrónicos que se
hicieron previos a la Magnavox. Se trata de videojuegos no comerciales, creados
bajo criterios y razonamientos matemáticos y de investigación.
La prehistoria de los videojuegos
El 25 de enero de 1947, Thomas
T. Goldsmith Jr. y Estle Ray Mann, crearon el primer juego electrónico
interactivo que se conoce. Se trataba de un dispositivo de entretenimiento de tubos
de rayos catódicos que creaba la simulación de un radar de misiles como
los usados en la Segunda Guerra Mundial. Este aparato utilizaba circuitos
analógicos (no digitales) para controlar el haz del tubo y la posición del
punto en la pantalla.
Esquema
simplificado de un tubo de rayos catódicos
sert890
Jugar al Ajedrez contra un
ordenador siempre ha sido un reto para los humanos, des de los comienzos de la computación.
En 1949, Alan Turing y Claude Shannon diseñaron un programa para
jugar al ajedrez que apareció en el artículo "Programming a Computer for
Playing Chess" en el “Philosophical Magazine”, pero todavía no existía
ningún ordenador suficientemente potente para poder ejecutarlo. En noviembre de
1951, el Dr. Dietrich Prinz, a partir del programa original, lo
reescribió para la computadora Ferranti Mark I.
Dietrich Prinz, jugando
a ajedrez con la Ferranti Mark I (1951)
El 5 de mayo de 1951 fue
presentada, en el Festival Británico, la computadora NIMROD, también de
Ferranti. Fue diseñada, exclusivamente, para jugar al NIM (el típico juego
de palillos, objeto de profundos análisis en el campo de la teoría de juegos y
la matemática combinatoria). Utilizaba un panel de luces como pantalla de
juego.
Computadora NIMROD
de Ferranti (1951)
En 1952, Alexander S. Douglas
creó el primer juego de computadora que usaba una pantalla gráfica digital. Se
trataba del juego OXO (Tres en Raya), diseñado para la computadora EDSAC
de la Universidad de Cambridge. EDSAC, por cierto, se considera la primera
computadora con almacenado de programas. Para el control de la partida del Tres
en Raya, se utilizaba el típico marcador de teléfono giratorio.
Otro tipo de videojuego creado en
todas las generaciones de videoconsolas, son los que simulan un partido de
tenis (os recomiendo el artículo de este blog llamado: La
Evolución del Videotenis). En 1958, William Higinbotham creó un
juego de computadora interactivo, llamado Tennis for Two. Lo programó,
tan sólo, para entretener a los visitantes que, anualmente, se citaban en el “Brookhaven
National Laboratory”. A diferencia de sus predecesores, a este tenis se juega
con visión lateral, en vez de tener la visión aérea de los “Light Tennis” o la perspectiva
trasera de los videojuegos más actuales.
Tennis for Two (1958) de William Higinbotham
Entre los años 1959 y 1961, se
crearon una colección de programas gráficos interactivos para la computadora
experimental TX-0 del “Massachusetts Institute of Technology” (MIT). Entre
ellos, se incluían 2 juegos: el Mouse in the Maze y, de nuevo, el Tic-Tac-Toe
(Tres en Raya). Para jugar con estos juegos, los usuarios interactuaban con la
computadora mediante un lápiz óptico.
Computadora TX-0,
en la Lincoln Lab Room del MIT (1959)
El último videojuego no comercial,
previo a la Odyssey, es del año 1961. Lo crearon los estudiantes del MIT: Martin
Graetz, Steve Russell, y Wayne Wiitanen. Se trata de un juego
“de marcianitos” llamado Spacewar! Fue programado, como un proyecto a
sus estudios, en la “minicomputadora” DEC PDP-1 (que, al igual que el Tennis
for Two, usaba un sistema de gráficos vectoriales).
Videojuego
SpaceWar!, para la DEC PDP-1 (1961)
Ralph Baer, el “Padre de los
Videojuegos”
Hablar de la Magnavox Odyssey, es
hablar de su creador: el genio Ralph Baer (que, de forma muy acertada, es
apodado como el “Padre de los Videojuegos”). A la mayoría, quizás no os suene el nombre de este gentleman, pero todos, seguro, conocéis al archiconocido juego de memoria SIMON de MB Electronics... pues bien, el también fue su inventor.
Ralph Baer nació en
Alemania el 1922, en el seno de una familia judía. Cuando los nazis ascendieron
al poder, tuvieron que emigrar a los Estados Unidos. Ya en América, el joven Ralph,
muestra un gran talento con los aparatos electrónicos. En 1940 se gradúa como
técnico de radios y en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, ayuda a la
alianza a combatir a los de Hitler en Londres, interceptando la radio de los
alemanes, entre otras funciones de inteligencia militar.
En 1949 obtiene el título de
técnico en televisores, trabajando para diversas firmas. En 1958, finalmente,
se establece en la empresa Sanders Associattes hasta que se retira en 1987.
Ralph Baer (en la actualidad)
mostrando a SIMON, su famoso juego de memoria
Pues bien, a mediados de los años
60, Baer comienza a darle vueltas la idea de incorporar juegos de serie,
a los televisores que vendía Sanders Associattes. La propuesta fue rechazada
por su empresa, al considerarla de poco interés...
En 1968 se le ocurre otra idea:
crear un dispositivo externo de juego que se pudiera conectarse a un televisor.
Baer la pone en práctica y fabrica, de forma totalmente casera, la
primera consola de videojuegos. Para cubrir las “tripas” de la máquina, utiliza
unas maderas de color marrón, que acabarán dándole el nombre al prototipo: la “Brown
Box”.
A continuación, podéis ver un
video, del año 1969, donde Ralph Baer (junto a Bill Harrison) nos hace una demostración de cómo funciona su “Brown Box”, probando el juego de “Tenis de Mesa”:
A principios de 1971, Ralph
presenta la “Caja Marrón” a su empresa. Ningún directivo muestra hacia ella demasiado
entusiasmo… excepto Gerry Martin, un pez gordo de Sanders Associattes, que
apoya su proyecto y consigue que le compre la licencia una empresa filial,
llamada Magnavox, en marzo del mismo año.
Comenzaba así el desarrollo de la
primera consola comercial que, a pesar que cambiaría completamente su exterior,
la maquinaria interna sería prácticamente la misma que la del prototipo de Baer.
Finalmente, a la “criatura” la llamaron Odyssey... El 27 de enero de 1972 comenzó su fabricación y, el 26 de
mayo de 1972, se puso a la venta.
Consola Magnavox Odyssey firmada por Ralph Baer
Magnavox Odissey, la belleza
de la simplicidad
La Odyssey es una videoconsola
con una arquitectura interior increíblemente simple. Si analizamos sus características
técnicas, observamos que no se alimentaba conectada a la red eléctrica: usaba 6 pilas del
tipo C o LR14, algo que hoy día sería
impensable en una consola de sobremesa... Este detalle da una idea de los escasos
requerimientos del sistema.
Casi todos sus componentes son
analógicos. No emite ningún tipo de sonido. Las tarjetas para cargar los juegos
no tienen componentes internos (como, por ejemplo, los posteriores cartuchos), presentan
unas marcas, en su superficie de contacto, que producen las conexiones entre los diferentes
pines en la ranura de la Odyssey, trasladando así su información en forma de señal
analógica al televisor. La Odyssey, también carece de capacidades de almacenamiento, por lo
que no se pueden guardar partidas ni retener información (los jugadores tienen que recordar
la puntuación).
Gráficamente, la simplicidad
es absoluta: cuadraditos blancos sobre un fondo negro. Esta carencia
fue suplida con la inclusión de unas superposiciones (“overlays”) de plástico translucidas
que se pegaban a la pantalla del televisor y le daban color y viveza a los
juegos. A continuación vemos el ejemplo del juego "Tennis", bajo la imagen fija del vinilo translucido del campo de tenis, se observan los verdaderos gráficos de la Odyssey: 2 puntos grandes para los jugadores y un punto pequeño para la pelota.
A parte de estos vinilos translucidos, la Magnavox Odyssey también incluía otros complementos que ayudaban a la inmersión de los juegos. Se trataba de objetos como: tableros, tarjetas, billetes, fichas, etc. que convertían a la primitiva consola, en unos verdaderos "juegos reunidos".
Caja original de mi
Magnavox Odyssey
Si tenemos la suerte de disponer
de una Magnavox Odyssey completa, al abrir su vistosa tapa ilustrada (como la de
la anterior imagen), veremos dos bandejas de corcho blanco, apiladas una encima
de la otra. En este par de contenedores de porexpán encontraremos guardada: la propia
consola, sus accesorios, todos los complementos de los juegos y
la documentación.
Si hacemos inventario de esta amplia lista de
componentes, en primer lugar, deberíamos tener: la propia consola y los accesorios para que pueda funcionar:
- 1 consola Magnavox Odyssey
- 2 mandos de juego (del tipo joywheels)
- 1 cable para el televisor
- 1 Interruptor de antena-juego
- 2 Ganchos para colgar el interruptor de antena-juego
- 6 pilas de tipo C (las originales eran de la marca: “Red-Lavel Eveready”)
Como soporte para la carga de los
juegos, la consola usaba las primitivas tarjetas (sin componentes internos) que antes hemos comentado. Con el set original de la Odyssey, se entregaban media docena (numeradas del 1 al 6). Si nos fijamos con la siguiente lista, vemos los 13 juegos para que eran compatibles cada una de estas 6 tarjetas (los 12 juegos disponibles de serie, más el bonus game: “Percepts”):
- 1 Tarjeta 1: “Table Tennis”
- 1 Tarjeta 2: “Ski” / “Simon Says”/ “Percepts”
- 1 Tarjeta 3: “Tennis” / “Football” (jugadas Pass y Kick off) / “Hockey” / “Analogic”
- 1 Tarjeta 4: “Football” (jugadas Play) / “Cat and Mouse” / “Haunted House”
- 1 Tarjeta 5: “Submarine”
- 1 Tarjeta 6: “Roulette” / “Affairs of States”
Consola Magnavox
Odyssey con sus accesorios y las 6 tarjetas de serie
Como anteriormente también se ha dicho,
para dar mayor viveza a los juegos, se ajustaban a la pantalla del televisor
unos vinilos translucidos. Con la Magnavox Odyssey, se entregaban 11 láminas (en 2 tamaños
diferentes), más la pareja del bonus game: “Percepts”. Tan sólo el "Table Tennis", no utilizaba ninguna superposición para poder jugarlo.
- 2 Superposiciones para el juego “Affairs of States”
- 2 Superposiciones para el juego “Analogic”
- 2 Superposiciones para el juego “Cat and Mouse”
- 2 Superposiciones para el juego “Football”
- 2 Superposiciones para el juego “Haunted House”
- 2 Superposiciones para el juego “Hockey”
- 2 Superposiciones para el juego “Roulette”
- 2 Superposiciones para el juego “Simon Says”
- 2 Superposiciones para el juego “Ski”
- 2 Superposiciones para el juego “Submarine”
- 2 Superposiciones para el juego “Tennis”
- 2 Superposiciones para el juego “Percepts”
12 Superposiciones
(en 2 tamaños) para ajustar a la pantalla del televisor
La sencillez de la maquinaria de
la consola, obligaba a utilizar diferentes complementos para los juegos para
hacerlos más atractivos. Los juegos de la Magnavox Odyssey, se convertían en un híbrido entre un videojuego y un juego de mesa. A continuación podemos ver todos los
ítems que se entregaban con el pack original:
- 1 Mapa de estudio para el juego “Affairs of States”
- 1 Folleto de respuestas para el juego “Affairs of States”
- 50 Tarjetas para el juego “Affairs of States”
Accesorios para el juego “Affairs of States”
- 1 Tablero para el juego “Football”
- 1 Marcador de resultados para los juegos: “Football” y “Hockey”
- 2 Balones para el juego “Football” (se entregan unidos al marcador)
- 2 Medidores de Yardas para el juego “Football” (se entregan unidos al marcador)
- 6 Tarjetas “Play” para el juego “Football”
- 10 Tarjetas “Kick off” para el juego “Football”
- 10 Tarjetas “Punt” para el juego “Football”
- 20 Tarjetas “Pass” para el juego “Football”
- 20 Tarjetas “Run” para el juego “Football”
Accesorios para los juegos “Football” y "Hockey"
- 1 Tablero para el juego “Ruleta” (detrás del tablero del juego “Football”)
- 16 Fichas azules para el juego “Ruleta”
- 16 Fichas rojas para los juegos: “Ruleta” y “Analogic”
- 18 Fichas blancas para el juego “Ruleta”
- 100 billetes Odyssey de 5$ para el juego “Ruleta”
- 100 billetes Odyssey de 10$ para el juego “Ruleta”
- 100 billetes Odyssey de 50$ para el juego “Ruleta”
- 100 billetes Odyssey de 100$ para el juego “Ruleta”
Accesorios para los juegos “Ruleta” y “Analogic”
- 1 Cinta adhesiva (para enganchar las superposiciones al televisor)
- 1 Lámina de pegatinas para los juegos: “Affairs of States”, “Cat and Mouse” y “Ski”
- 2 Dados
- 15 Tarjetas (color lila) para el juego “Percepts”
- 15 Tarjetas (color verde) para el juego “Percepts”
- 28 Tarjetas para el juego “Simon Says”
- 13 Tarjetas “Secret Message” para el juego “Haunted House”
- 30 Tarjetas “Clue” para el juego “Haunted House”
Por último tenemos la
documentación original entregada con la Magnavox Odyssey:
- 1 Manual de usuario (IB 2622)
- 1 Tarjeta "Registration"
- 1 Tarjeta "Thank You"
- 1 Tarjeta "Notice"
- 1 Hoja "How to get service"
- 1 Hoja "Receive a free Odyssey Game!"
- 1 Hoja de instrucciones del bonus game: “Percepts”
Documentación completa de la Magnavox Odyssey
Por último, tenemos las 2 tarjetas de inspección de la consola (una de ellas pegada en la parte inferior del aparato). Estos documentos son el verdadero certificado de autenticidad de nuestra Odyssey, en ambos casos ha de coincidir la información y encontraremos el número de serie y todos los datos técnicos y de control de fabricación de la máquina.
Odyssey… el “Dorado” de cualquier coleccionista
La Magnavox Odissey, a pesar de
ser la primera consola comercial de la historia y no tener competencia (hasta 1975, con la aparición de Atari Pong) no tuvo el éxito esperado: se vendieron relativamente muy pocas unidades. Los motivos de esta poca aceptación fueron varios: en primer
lugar, su elevado precio de comercialización (unos 100$ de la época); otro
motivo fue que sólo
fue vendida en almacenes Magnavox y, por si fuera poco, hicieron correr el
rumor que sólo funcionaba en televisiones de su marca.
A continuación, podemos ver los 2 anuncios televisivos de la Odyssey (emitidos en 1972 y 1973 respectivamente) y, al final del vídeo, la presentación de la consola al conocido programa estadounidense “What’s My Line?” de la CBS:
Pues bien, de estos pocos ejemplares que se vendieron a principios de los 70, actualmente quedan muy pocos
en buen estado. Por tanto, tener hoy
una Magnavox Odyssey completa y funcionando representa un verdadero tesoro para cualquier
coleccionista.
Mi unidad, si miráis en mis tarjetas
de inspección de la consola, es de las primeras que se fabricó (modelo 1TL200
BLAK), salió de fábrica en agosto de 1972, su número de serie es el 7451921. Está
impecable, funcionando y con todos los accesorios.
La gané en una subasta por
Internet (yo puse el precio de cierre en el último segundo, cogiendo por
sorpresa al resto de pujadores). Fue sobre las 4 de la madrugada (hora española)
del 24 de junio de 2008. El anhelado aparato me salió por sólo 124$...
¡increíble!, no os podéis imaginar, a esas horas intempestivas, los botes de alegría que di con mi mujer, al
saber que había ganado: ¡pero que ilusión!, ¡que gran suerte! A día de hoy,
es difícil conseguir una Odyssey… las pocas completas que he visto a la
venta llegan a pedir verdaderas barbaridades (¡hasta 3000 dólares!). El subastador, un cordial vendedor profesional
de North Olmsted (Ohio), me asesoro en todo lo relativo a la histórica consola que acababa de ganar y la protegió, con exagerada delicadeza, para que pudiera recibirla en mi casa como nueva.
Y aquí finaliza esta odisea… pero
no acaba la gran epopeya que provocó el nacimiento de esta máquina, hoy ya
cuarentona… no termina esta fructífera saga que nos ha llevado al umbral de
las puertas de la octava generación de consolas de sobremesa.
¡Felicidades Mr. Ralph Baer!
¡Felicidades Magnavox Odyssey!